A veces sólo quiero esa ausencia de pregunta:
la sorpresa,
la sonrisa puesta.
El mapa de carretera.
El grito, que en vez de tomarme unas lágrimas prestadas
me arranque de mi laberinto de heridas en arameo,
latín o en aquel viejo hebreo,
[o en alguna otra lengua muerta,
Disuelta en las burbujas [no naturales]
saladas del agua citadina.]
Que por más que hacen ruido producen sólo silencio.
No me digas que mañana será más lindo.
No le pongas ventanas al laberinto (-marino)
Dime: "Lo que necesitas es volar un pez globo"
En la costa de un abismo,
O es ir a una carrera de corsarios desaparecidos-
Que cada día juegue al infinito.
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